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El uso del catalán crece: lo entiende el 94,4% y lo habla el 81,2%

La Encuesta de usos lingüísticos de Cataluña constata que un 70,6% de las conversaciones se empiezan en catalán, 2,7 puntos por encima del 2013

Presentación de la encuesta de usos lingüísticos 2018 de la Generalitat de Cataluña.
Presentación de la encuesta de usos lingüísticos 2018 de la Generalitat de Cataluña.

El uso del catalán progresa en Cataluña y lo hace en todos los ámbitos posibles: hablado, comprendido, leído y escrito. Es lo que constatan los datos de la cuarta Encuesta de usos lingüísticos, realizada por la Dirección General de Política Lingüística de la Generalitat y el Instituto de Estadística de Cataluña. Según el estudio, realizado a personas de más de 15 años, el 94,4% de la población de Cataluña entiende el catalán; el 81,2% lo sabe hablar; el 85,5% lo sabe leer y, el crecimiento más espectacular de todos, el 65,3% lo sabe escribir (en 1981 solo era el 31,5%). Todos los indicadores están por encima de los que arrojó la misma encuesta hace cinco años, lo que sitúa la lengua que ordenó Pompeu Fabra en parámetros que se acercan mucho a los que había antes de la gran oleada migratoria que se produjo entre 2003 y 2008.

Según la encuesta, el 31,5% de la población (dos millones de personas) tiene el catalán como lengua inicial (la primera que se habla en casa), un 0,5% más que en la encuesta de 2013. A este porcentaje se puede sumar un 2,8% que utilizan tanto el catalán como el castellano indistintamente; quienes tienen el castellano como lengua en casa ha bajado al 52,7% (3,4 millones; un 55,1% el 2013), mientras que el que sube más es el de los que utilizan otras lenguas (10,8%). Las cifras contrastan con episodios como los protagonizados recientemente por el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Joan Canadell, que el pasado 1 de julio calificó de “una pérdida de tiempo” contestar a preguntas en castellano, o el de la portavoz de la Generalitat, Meritxell Budó, que el 11 de junio se negó a responder las preguntas de una periodista en castellano. En ambos casos, como el manifiesto Koiné que intelectuales y lingüistas presentaron en abril de 2016 con la petición de que el catalán fuera la única lengua oficial, el substrato de dichas posturas se basa en el supuesto retroceso del uso del catalán, que acabaría llevando a su desaparición.

El uso del catalán a lo largo de un día cualquiera ya se da en el 76,4% de la población adulta, un ligero incremento respecto a 2013, cuando era de un 74,6%; el porcentaje del castellano es de un 93,2%. También son optimistas para el catalán las cifras que indican la frecuencia con la que las personas inician sus conversaciones en catalán, que han pasado del 67,9% de 2013 a ser ya un 70,6%; aquellos que no lo hacían nunca han bajado más de dos puntos y medio: del 29,6% en 2013 al 26,9% en 2018. Por otro lado, un 26,9% no empieza nunca una conversación en catalán.

A pesar de que los grandes establecimientos comerciales (17,1%) y la Administración del Estado (20,1%) son los lugares donde se habla menos catalán, una de las mayores sorpresas ha sido constatar que el entorno de las redes sociales está favoreciendo cierto uso del catalán, especialmente a partir de grupos de edad de menos de 65 años. “Es como si se hubiera perdido el miedo a escribir en catalán, la gente se ha desinhibido en este entorno”, apunta Ester Franquesa, directora general de Política Lingüística. Franquesa ha querido remarcar que las cifras del estudio, realizado a partir de una encuesta a 9.000 personas, demuestran que no parece que haya que preocuparse mucho, actualmente, por la transmisión lingüística: “El catalán no tiene un comportamiento de lengua minoritaria, al contrario: quien no tiene el catalán como primera lengua también la transmite: con su abuelo utiliza el castellano, pero con su hijo, el catalán”, ejemplifica.

En esta línea, también mantiene que la situación del catalán entre los jóvenes “no es tan negativa como se dice: la encuesta de 2013 ya lo demostraba, lo que sí que hay son usos más compartidos de catalán y castellano”, admite, a la vez que defiende la “gran fiabilidad de esta encuesta”.

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